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jueves, 19 de noviembre de 2009

¿Donde va a parar el dinero del rescate?

El rescate entregado, en el caso del Alakrana, de 2,3 millones de euros a los corsarios somalíes está en boga por la repercusión mediática que ha suscitado, pero no deja de ser uno más que engrosa unas suculentas cuentas bancarias de muchos ceros y de paraderos fantasma. ¿Por qué se pierde el rastro de inmediato al dinero entregado hace 48 horas a unos piratas que, no hay que olvidar, están perfectamente armados, pero que no sólo carecen de preparación financiera, sino de los más elementales niveles de alfabetización? Los millonarios rescates que han sido pagados fueron entregados siempre en efectivo a los piratas y a partir de ese momento se les ha perdido la pista, aunque este dinero en efectivo es sólo una pequeña cantidad.

Más de la mitad del rescate es llevado al extranjero para ser lavado y acaba en cuentas bancarias más o menos secretas, en Occidente.Una parte importante del dinero se lo embolsan aquéllos que hayan actuado de mediadores. En muchas ocasiones, son empresas europeas que los expertos internacionales sitúan en Londres. Muy poco se sabe de estos gabinetes y gestorías, salvo que “algunos de ellos han decidido especializar su negocio y dedicarse en exclusiva a la gestión de negociaciones”, confiesa en conversación con LA GACETA un abogado —que exige anonimato— de uno de estos bufetes británicos.

Claramente expresa también que estos despachos internacionales especializados “mantienen hombres sobre el terreno, generalmente en Kenia, y se desplazan de manera esporádica a las costas somalíes para dar consignas precisas a los contactos directos con los piratas en el mar, aunque casi siempre evitan el desplazamiento y usan el móvil, garantizando así su seguridad y gracias a que ya se han ganado la confianza de los jefes tribales. Luego el dinero es entregado de forma inmediata una vez realizado el pago, aunque la parte que nos quedamos no se hace sobre el terreno, sino que los pagadores lo redireccionan previamente, antes de la liberación, a cuentas cifradas”, explica. Sin rastro. No hay pruebas que respalden la hipótesis de que la capital británica se haya convertido en un núcleo fundamental en el negocio de la piratería, pero son demasiados dedos los que apuntan al Reino Unido.

Tampoco hay datos que prueben que el dinero de los rescates esté siendo lavado en los países del Golfo Pérsico, en particular los Emiratos Árabes Unidos y Dubai, pero los expertos apuntan a esta posibilidad. En los pueblos costeros de Somalia y en la región de Puntland se ha generado una economía alrededor de la piratería, que emplea a miles de personas que se reparten el botín de los secuestros. Según un informe de la ONU, los piratas que integran la célula que ataca y apresa a los barcos se quedarían con el 30% del rescate; sus compañeros que le ofrecen apoyo desde tierra, con el 10%, el mismo porcentaje que los ancianos de los clanes a los que pertenecen los piratas y otras autoridades locales, entre ellos responsables políticos. El restante 50% sería para las organizaciones que gestionan, financian y controlan la actividad de los piratas en la sombra. El dinero queda así muy repartido, dificultando su localización, y canalizado a través de un sistema económico informal.

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